Blinking Cute Box Panda

sábado, 27 de octubre de 2012





Libro Abierto
Capítulo 36


—Te amo más que nada en el mundo, ¿lo sabes no? —me preguntó con dulzura.
—Yo te amo más. —le contesté, mientras veíamos el atardecer desde la banca.—Es lo más precioso que vi jamás.
—Concuenrdo contigo. —musitó, mirándome fijamente. A lo que yo me puse roja como un tomate.
— Basta, deja de hacer eso. —le pedí, ocultando mi cabeza debajo de su cuello.
— ¿Hacer qué? —musitó con falsa inocencia.
—Hacer eso, hacerme poner colorada cada vez que me hablas o me miras.
—No pienso dejar de hacerlo, es lo más lindo que hay. —Respondió acariciando con su mano derecha mi pierna.
— ¿Cuándo va a ser?
— ¿El qué? —preguntó sin comprender.
—La pelea en el Círculo Obtangus.
—En un mes, mas o menos, ¿por qué?
— ¿Qué pasa si pierdes?
—Eso no va a pasar, yo me voy a preparar y te aseguró que no va a suceder.
—Te amo. —Le dije en un susurro, que estaba segura que había escuchado.
—Yo te amo más, Romance. Eres la razón de mi vida.
— ¿Piensas que duraremos?
— ¿Juntos? —yo solo asentí. —De parte mía, voy a dar todo y más. Eres lo que más amo en esta vida, así que sí, yo creo que si. ¿Tú?
—Yo también, te amo y eso no va a cambiar.
Nos quedamos allí, por lo menos media hora, contemplando el hermoso paisaje que se encontraba frente a nosotros, mientras que de música de fondo se oía el acompazado latidos de nuestros corazones, y la dulce brisa de una tarde de invierno. Pero el frío iba en aumento, hasta que sin darme cuenta comencé a temblar, algo de lo que Harry se percató, y me tomó de la cintura volviendo a su casa.
Al llegar a su casa, estaban Anette y Lisette jugando en la tele, donde con una plancha de plástico en el piso, les marcaba que tenían que hacer para... Aprender a bailar. Y ambas niñas se molestaban la una con la otra, porque al hacer movimientos, una le pegaba a la otra.
—Dejen de fastidiar las dos, son insoportables. —les decía Lander, a lo que las dos niñas se miraron cómplices y un segundo después las dos se encontraban arriba de el rubio.
— ¡Auxilio! ¡Me atacan! —gritaba Lander teatralmente, ya que ninguna de las dos lo estaba lastimando verdaderamente.
Y así siguieron jugando, a lo que me dio mucha ternura, ya que siempre a Lander lo veía antipatico y distante, pero al parecer, él no era así en su vida cotidiana, si no que era solo con mi persona.
— Ya es hora de que vuelvas a casa, ¿no Ro? —preguntó Marlon, acercándose hacia nosotros.
—Si, si, podre mi madre y mi hermano que se encuentran dormidos.
—De acuerdo, yo te llevo... —pero Harry lo interrumpió.
—No es necesario, Marlon. Yo me encargo de ella. —le contestó su hermano menor.
Marlon solamente asintió en silencio, para luego besar mi mejilla cuidadosamente. Me despedí de toda la familia, obviamente de Lander con un saludo a la lejanía, ya que nunca deja que me acerque mucho a él, y por lo que veo, Harry tampoco lo quiere así, ya que la última vez que besé su mejilla, el pelinegro me tomó de la cintura y me separó de el mayor de los Aimer.
—  ¿Por qué estás tan ácido con tu hermano? —pregunté, cuando ambos nos dirigíamos hacia mi casa.
— Lander es un poco antipatico, pero lo aprecio mucho y está todo bien.
—No hablo de Lander, hablo de Marlon.
— ¿Marlon? —dijo haciéndose el desentendido.
—No soy estúpida, Harry, sé que algo pasa con él.
—No tengo idea de lo que estas hablando, me parece que estás alucinando Romance.
—No, no, loca no estoy. Es como si... Estubieras molesto con el.
—No, Ro, no estoy enojado con él, de veras.
— ¿No es por qué durmió a mi madre y me contó...? —Me interrumpió.
—No es por eso Ro, no estoy enojado con él, de veras.
Decidí dejar el tema hay, ya que si seguía la conversación el me lo seguiría negando y terminaríamos la amena conversación en una muy fuerte discución. Llegamos a mi casa, y a paso lento llegamos a mi piso.
—Te amo. —musitó besando mis labios por mas de cuatro minutos.
—Yo más.
—Mañana vienen unos conocidos a cenar, pero si quieres el lunes vengo a buscarte a ti y a Román para ir al colegio.
—De acuerdo, te amo. —le dije, y otra vez sus  labios chocaron con los míos, formando un pieza perfecta, que había sido creada específicamente para complementarse con sus labios.
—Mamá, ¿te encuentras bien? —dije ya que minutos después de que Harry se fue, mi hermano ya se había despertado, y mi mamá seguía un poco inconciente.
—Si, si, hija, me encuentro bien. —contestó con dificultad, mientras se sentaba en el enorme sillón. — ¿Qué pasó?
—Te quedaste dormida, aquí en el sofá, y cuando fui a la cocina para buscar agua, te vi aquí acostada... ¿Por qué mejor no vas a tu habitación?
—Si, si, tienes razón mi amor, me voy a acostar.
—De acuerdo.
— ¿No tienes hambre? —preguntó, y la verdad era que si, pero preferí mentir así se iba a su dormitorio de una vez por todas.
—No má, comí un sandwich.
—De acuerdo, hasta mañana nena.

Así pasó el horrible domingo, adelantando tareas y estudiando para matemática, que pronto sería el examen de factoreo y tenía que sacarme una nota por arriba de C, así que ese fue mi desastroso domingo.
— ¿Qué pasa entre tú y Harry? — me preguntó de sopetón mi mamá, mientras estábamos cenando fideos con sansa colorada, el domingo a la noche.
—Mamá... —ella me interrumpió.
—Yo también, en algún momento he tenido tu edad.
—Si, antes de que los dinosaurios se extingan. —dijo Román riendo, a lo que yo lo secundé.
— ¡Román! ¡No seas maleducado! —lo ragañó mi madre.
—Lo siento, mami hermosa. —se disculpó el niño, con una sonrisa mostrando su blanca e imperfecta dentadura.
—Bueno... ¿Me vas a contestar?
—No es mi novio.
—Pero lo quieres.
—Claro que lo quiero, es muy importante para mi.
— ¿Qué tanto? —indagó la mujer, levantando una ceja.
—Mucho, madre. Para mi él es muy importante, y sé que yo para el también.
—Si, si, eso ya lo noté, quédate tranquila.
— ¿A dónde quieres llegar, Amalia?—inquirí, ya que conocía muy bien a mi madre.
—Quiero llegar a la verdad.
—No sabía que ahora eras agente del FBI. —contesté, a lo Román rió.
—No lo soy, pero soy tu madre y es la primera vez, más allá de los otros dos muchachos, que te veo tan... Metida, con un muchacho.
—Es por que lo amo, ¿contenta?
Mi mamá se quedó callada, así que como me di cuenta de que no iba a hablar, me retiré de la escena y me dirigí a mi cuarto. Odio cuando se pone así, en plan de mamá cuida.
Me dejé tirar sobre mi lecho y en minutos me quedé absolutamente dormida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario