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domingo, 24 de marzo de 2013

Dramma Queen - Capítulo 24



Dramma Queen
Capítulo 24

—Su Majestad. Así no, tiene que impulsar sus piernas, para que el caballo entienda lo que debe hacer.
—Instructor Boris, de verdad... Esto es tan complicado.
—Su Majestad, es sencillo, solo debe impulsar sus piernas hacia adelante, así. —dijo, estirando las piernas de Emma. —Y luego cuando el caballo se encuentre en el aire, y deba tocar tierra, hacia atrás, así. —le explicó, fleccionando sus piernas hacia atrás.
—De acuerdo. —contestó ella, mientras repetía el ejercicio que el hombre de unos veinticinco años, le explicaba.
—Su Majestad. Muy bien, así se hace. —gritó el muchacho, luego de que Emma había hecho bien el salto.
— ¿Bien? ¿Entonces terminamos por hoy?
—Si, la dejo libre, alteza, con diez minutos de descanso.
— ¡Gracias! —comentó ella, mientras bajaba del caballo. Tomó las riendas de este, y comenzó a caminar por el hermoso y enorme parque. Allí, estaba Harry suelto, el cual corrió salvajemente hacia Emma, besándola por doquier.
—Tranquilo, Harry. Aquí estoy. —comentó Emma, acariciando al cachorro. — ¿Caramelo? ¿Qué tal si hacemos correr a Harry un rato? —preguntó, subiéndose al caballo, mientras galopaba rápidamente, haciendo que el cachorro las siguiera a ambas con velocidad. Luego de cinco minutos, Emma cesó el trote, ya que el príncipe se apareció abruptamente en su camino.
— ¿Eres ciego? ¿No ves que estoy yo aquí?
—Si, te vi. Pero solamente no me importó.
—Eres tan arrogante y estúpido. —dijo Emma, bajándose de la yegua. —Vamos Harry, Caramelo... Dejemos al príncipe engreído solo, con su desdichado caballo.
— ¡Vete! ¡Nadie te llamó!
— ¡Aunque me llamaras no iría! —gritó Emma, mientras caminaba hacia las caballerizas para guardar a Caramelo.
Con un sweter marrón claro, una pollera escocesa de las mismas tonalidades, convinando con una boina y zapatos de tacón con un diseño bastante extravagante, mientras que usaba un sobretodo que le llegaba hasta por abajo de la rodilla, Emma apareció en el salón principal, con su maquillaje natural y su pelo siempre en rulos suaves pero definidos. { http://www.polyvore.com/wear_to_work/set?id=34992952 } Allí estaba la Reina, con el príncipe Harry a su lado, y la servidumbre detrás de ellos.
—Princesa Emma, me alegra que haya venido.
—Por supuesto, Su Alteza. Es un placer. —contestó la castaña, sentándose al lado de la mujer, del lado izquierdo.
—Antes de que usted llegara estaba platicando con el príncipe. —le hizo saber la anciana. —Sabe que ya estamos a principios de Octubre, y las clases ya empezaron hace un mes, pero, me encantaría que retomen ambos sus estudios.
— ¿De verdad?
—Así es, princesa. Usted ¿qué estaba estudiando?
—El profesorado de historia.
—Historia... Algo muy interesante. —dijo la Reina, con una sonrisa. — ¿Le gustaría comenzar nuevamente la universidad, princesa?
— ¡Por supuesto! ¡Me encantaría! —dijo emocionada la castaña, sonriendo abiertamente.
—El príncipe Harry asiste a la universidad de Cambridge, donde estudia economía. ¿Estaría dispuesta de empezar este lunes las clases?
— ¡Claro que si! ¡Cuanto antes, Su Alteza!
—Me alegro tanto que esté tan emocionada, princesa. —musitó la mujer, haciendo enrojecer a la muchacha por su creciente entusiasmo.
— ¿A qué año va, princesa?
—Al primero, recién estaba cursando las primeras materias.
—Mejor aún, va a cursar toda la carrera en Cambridge.
— ¿Cambridge? ¡Oh por dios! ¡Esto es un sueño! —dijo Emma, bebiendo un sorbo de su té.
—Me pone feliz su alegría, princesa. —comentó la anciana, para luego continuar la hora del té tranquilamente, entre charlas triviales con respecto a las clases que le dictaban en el palacio a la princesa, el estado del reino británico, el manejo de la restauración de la familia austro-húngara, y sobre la querida familia que los tres tenían. Luego de aquello, la princesa se retiró hacia la sala grande, donde allí la esperaba su docente, el cual impartía la clase de política austro-húngara. El le enseñaba como debía ser el manejo, o mejor dicho, cual sería la mejor manera, de manejar el próximo imperio austro-húngaro, luego de que la princesa sea coronada en su tierra natal.
— ¿Otra vez?
—Siéntese, princesa.
—Allison, de verdad... Odio la clase de protocolo.
— ¡Párese derecha, princesa! —anunció la mujer, haciendo que la castaña se sobresaltara e hiciera caso a lo que ella le decía. —Ahora, dígame lo que debería hacer en este caso.
—Fémina, usted va a ser el príncipe Harry de Gales, y usted Eva, va a ser la presidente de Argentina. —anunció Allison, dándole sus "personajes" a cada empleada. —Dígame princesa, dónde debería ubicarse cada uno.
—El príncipe Harry, a mi izquierda, ya que él tiene que estar primero en la línea.
—Muy bien, y...
—La presidente debe encontrarse delante nuestro, no dejar de hacer contacto visual, con una sonrisa en el rostro y hacer una leve inclinación de cabeza hacia el príncipe y hacia mi, o si no, una leve genuflexión de la pierna izquierda.
— ¿Cuál sería la más apropiada?
—Una leve genuflexión de la pierna izquierda.
— ¿Por qué?
—Porque en este caso, la presidente es una mujer.
—Excelente, princesa.—comentó Allison, mientras Fémina saludaba a la "presidente", en este caso Eva, y luego la princesa hacía lo mismo.
—Eva, como lo ensayamos.
—Princesa, es un placer conocerla.
—Igualmente, presidente.
— ¡No! ¡Mal!
— ¿Qué? ¿Qué hice mal?
—Nadie debe dirigirle la palabra a la princesa, antes de que ella hable. Usted debe saludarla primero, y así dejarla hablar.
—Ok.
— ¿Cómo dijo?
—De acuerdo, institutríz Allison.
—Muy bien. Repitamos.
—Es un gusto conocerla, presidente.
—El gusto es mío, princesa.
—Bien, lo hizo bien. Su Majestad.
— ¿Terminamos? ¡Estoy cansada!
—Su Majestad, mantenga la compostura.
—Es que de verdad, Alli. Estoy cansada, y Fémina y Eva también, ¿tu no?
—Eso no es importante, alteza.
— ¿Cuánto falta para cenar?
—Princesa, la cena es a las nueve de la noche, faltan quince minutos.
— ¿Entonces? ¿Me dejas libre un ratito, Alli?
—De acuerdo, Majestad. —luego de decir aquello, Emma salió corriendo del salón como un rayo, mientras Allison, Fémina y Eva, la seguían a su paso. Emma, corrió por los pasillos reales, en donde, sin querer se tropezó con el príncipe Harry, tirándolo al suelo.
— ¡Fíjate por donde vas, tonta!
— ¡No me grites! ¡Príncipe pervertido!
— ¡Deja de llamarme así!
— ¡Oblígame!
— ¿Obligarte? —preguntó el muchacho, el cual seguía en el suelo, al lado de la castaña. El chico, se tiró sobre Emma, haciéndole cosquillas, mientras la chica se ahogaba con sus propia saliva.
— ¡Suéltame! ¡Harry! Basta!
—¡Deja de toparte en mi camino, tonta!
— ¡Idiota!
— ¡Por favor, príncipes! —gritaba Allison, tratando de ayudar a levantarse a Emma, mientras que Milfroyd ayudaba al príncipe. — ¿Esa es forma de comportarse, Su Majestad? Acaba de salir de la clase de protocolo, y se comporta de esta manera tan salvaje y gutural.
— ¡Es culpa de él, Alli! —gritó la chica, apuntando con el dedo al castaño.
— ¡No se señala, y mucho menos al príncipe heredero! —dijo Allison, bajándole bruscamente la mano a Emma.
— ¿Te das cuenta? ¡Me retan por tu culpa! ¡Tarado!
— ¡Tarada tu! ¡Tonta!
— ¡Pervertido! ¡Cochino!
— ¡Cállate!
— ¡Cállate tu! —gritó Emma, mientras pasaba por al lado del muchacho, chocando su hombro con el de él, y dirigiéndose hacia su cuarto. Olvidándose de la cena.

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