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jueves, 27 de junio de 2013

Dramma Queen - Capítulo 46


Dramma Queen
Capítulo 46

Con una camisa sin mangas blanca, una pollera larga hasta la rodilla del mismo color, con decorados en negro y un blazer rojo al igual que los zapatos de tacón, Emma apareció en el comedor principal, con el cabello recogido en una coleta y algunos mechones esparcidos en su rostro. Su maquillaje era escaso, como siempre, pero al igual que otros días, revozaba de elegancia. { http://www.polyvore.com/design_polyvores_greeting_cards/set?id=48295862 }
¿Otra vez vas al parlamento?
Buen día, Emma. ¿Cómo amaneciste? Muy bien, ¿y tu, Harry? Bien, gracias, Emma. finge ella, la conversación que ambos deberían haber tenido antes de su presunto interrogatorio.
Buen día, Emma. —contestó el, a regañadientes.
Si, voy al parlamento.
Lamento informarte que no vas a poder. Tienes clases.
Las clases decidimos tenerlas en la tarde.
No son las clases comunes, son refuerzos.
¿Refuerzos? —preguntó ella, sentándose frente a Harry.
Así es, el lunes la presidente de Argentina va a venir a Londres. Y necesitas repasar absolutamente todas tus clases de protocolo, y sin más, un poco de historia.
¿Historia?
Sabes a que viene, me imagino. —dijo él, haciendo que ella negara con la cabeza. —La soberanía de Island Falkland. Quiere volver a discutir este hecho.
¿El lunes?
Dos semanas.
Dos semanas. Está aquí prácticamente.
Así es. Así que necesito que estes capacitada para presentarte frente a ella. No quiero que sea como con el emperador de Japón.
¿Por qué no? El fue muy simpático y, hablamos un montón.
Si, como si fueran amigos. Debes ser educada y a la vez respetuosa, no debes tratar a tus mayores como amigos, si no, con diciplina y con modales.
Eres aburrido. —dijo ella, bebiendo un sorbo de té.
Y tu eres demasiado divertida. —comentó con sarcasmo, haciendo que ella frunza el ceño. —Deja de tomar té, y come.
Ya comí una tostada.
No mientas, sé que no lo hiciste. —dijo él, con una sonrisa socarrona en sus labios. —Ahora come, vamos.
Hablando de otra cosa... ¿Te dijo mi padre cuándo iban a venir?
Tienen que arreglar el papeleo de la visa y también, el pasaporte, además de el colegio de tu hermano, y el trabajo de tu padre. Por eso me dijo que iba a venir el viernes de la semana que viene, y si puede va a llegar antes, pero lo duda.
¿No puedes acelerar lo de la visa?
Si, pero el pasaporte está fuera de mi alcance. Es disposición del Estado Argentino, no del Reino Británico.
De acuerdo, de acuerdo, y... ¿Qué pasa con la presidente?
¿Qué pasa con ella?
¿A qué viene?
Ya te lo dije.
Si, pero... ¿Qué le vas a decir, o qué?
Vamos a contestar políticamente, y como siempre, vamos a negarnos a ceder ante la negociación.
¿Por qué?
Emma, no vamos a ceder un territorio porque alguien venga y nos lo pida.
Tecnicamente, es devolver algo que no nos pertenece. No sería ceder, sería devolver.
Emma. Escúchame antentamente lo que voy a decirte. dice el muchacho seriamente. El lunes, viene esta mujer, y tienes que repazar todo lo que sea necesario para esa cena. No quiero que te equivoques en nada, y menos, que muestres que estas a favor de su postura. Debes apoyar la postura del Reino Británico. ¿Recuerdas princesa de dónde eres?
De acuerdo, de acuerdo... Que pesado. musita ella, rodando los ojos.
Ven, vamos...
Tengo que ir al parlamento. De verdad, debo ir. insiste ella, pero ante la mirada de él, sabe que la pelea está perdida antes de darle comienzo.
Hoy no, vamos. —comentó él, parándose de su asiento, dejando la servilleta sobre su silla, y colocándose al lado de ella, tendiéndole la mano.
Tengo que ir, tenemos que terminar de decidir...
No me importa. Vamos. —la cortó, tomándola de la mano, y parándola en su lugar.
¿No que tenía las clases de repazo?
Las tienes mañana, vamos, camina.
¿Qué piensas hacer? Tenemos que trabajar. —dijo ella, mientras él, pasaba su brazo por la cintura de ella, y la conducía hasta la salida.
Cállate.
Oh, mira a este niño como me habla.
¿Niño? Soy mayor que tu. —comentó él, riéndo, mientras bajaban por la escalinata del castillo, hacia un auto rojo, descapotable.
¿A dónde vamos? ¿Y el chofer?
Hoy no lo necesitamos. —dijo él, abriendo la puerta del copiloto.
¿Piensas secuetrarme?
Si subes por las buenas, no es un secuetro.
¿Y si no lo hago?
Entonces, tendría que secuestrarte. —contestó, con una sonrisa de costado. Pero  ya sabes, soy el príncipe de este Reino, así que con la corona, vienen un par de crímenes en los que se me puede absolver. Con ellos, el secuestro de mi propia esposa. —dice él, tan serio que si alguien más lo escucharía pensaría que habla de verdad.
Eres un... —comentó ella, sonriendo, mientras subía al auto, haciendo que él cierre la puerta detrás de ella.
¿A dónde vamos?
Primero, vamos a desayunar a mi café favorito.
Ya desayunamos.
Tomar un té, Emma. No es un desayuno. Debes comer bien, el desayuno es la comida más importante del día.
Oh por dios, suenas como mi padre.
Ves. Deberías haberlo escuchado más. —comentó él, mientras aceleraba la velocidad, a ciento diez por hora.
Luego de manejar por unos cuarenta minutos, el auto estacionó en la ruta Dulwich, frente a The Lido Cafe, donde el muchacho dejó el auto estacionado en el estacionamiento del lugar. Le abrió la puerta a su mujer, y tomándola de la mano, entrelazandola con la de él, llegaron hasta la puerta del lugar. Al entrar, se encontraron con un lugar tranquilo, amplio, pero con no muchas personas en él, y un mozo, de unos veinte años, le sonrió a ambos, y se inclinó en una reverencia.
Es un placer volver a verlo, Señor. —dijo el muchacho, mientras les abría la puerta del jardín, donde había una picina, y unas cuantas mesas al rededor de la misma. En la última mesa, el muchacho le corrió la silla a Emma, y esta, con una sonrisa, asintió en forma de agradecimiento.
¿Qué desean ordenar?
Un capuccino.
¿Y usted señor?
¿Y para comer? —preguntó el muchacho, mirándola detenidamente, mientras esta solo giraba los ojos.
Un capuccino con dos muffins de chocolate para la señorita. Y para mi, un té con galletas de avena.
De acuerdo, señor. Ahora traigo el pedido. Con permiso. —contestó el muchacho, inclinándose nuevamente, para luego, retirarse.
¿Dos muffins? Es una exageración.
Solo come, Emma. No seas molesta.
Tu eres el molesto. —dijo ella, mirándolo de mala manera.
Eres una pesada.
¡Ey!
¿No estás contenta? Tus padres vienen a vivir por un tiempo a Londres, y además, estas en mi compañía.
Eres demasiado engreído. —comentó ella, con una sonrisa, endulzando sus palabras. —Pero, si. Claro que estoy contenta. Hace tanto que no veo a mis padres, los hecho mucho de menos. A mi abuelo, a mi hermano... Estará más grande.
Tu madre me dijo que le dice a todo el mundo que tu eres su hermana, y que concigue muchas novias por eso.
¡Oh! Ese chico, que atrevido... —musitó Emma, haciendo reír a Harry.
¿Estás nerviosa por la reunión con la presidente?
Claro que si, la reina va a estar vigilándome con ojo de águila. Luego de todo lo que pasó, me detesta, si lo arruino, es capaz de matarme.
Esfuérzate. Sé que lo vas a hacer bien, pero...
¿Pero?
Trata de pensar antes de hablar.
¿Qué quieres decir? —preguntó Emma, con el ceño ligeramente fruncido.
Actuas impulsivamente. Con el corazón, en vez de con la cabeza, y eso es lo que luego, te da muchos dolores de cabeza. Primero piensa, razona, y luego actúa, y así, va a irte bien el lunes. Y la reina, no va a tener que quejarse nada de ti.
Lo sé, soy... Una tonta.
Impulsiva me gusta más. —comentó el chico, con una sonrisa, conrrespondida por ella.
Aquí tienen. —dijo el mozo, entrando en escena, dejando el pedido de ambos príncipes. —Con permiso. —volvió a decir, haciendo una reverencia, y retirándose del lugar.
Come.
Si, si, que pesado. —comentó ella, mientras este fruncía el ceño, y ella, se enfocaba en su capuccino, para luego, darle un mordisco a uno de los muffins.
El desayuno pasó tranquilo, entre charlas amenas, y en concejos de parte de Harry hacia Emma con respecto a la cena del lunes. Luego del desayuno, ambos subieron al auto, en un rumbo desconocido por la princesa, donde Harry condujo y condujo por más de media hora, hasta el Southwark Park.
Es muy bonito. —comentó Emma, mientras iban caminando por los caminitos del extenso parque, mientras las hojas de los árboles seguían cayendo, pero nuevas brotaban de los mismos.
Es uno de los mejores parques de Londres. Es al que casi siempre vengo cuando estoy en Londres. —informó el muchacho, mientras en un gesto deliberado, tomaba la mano de ella, y la apretaba contra la suya, haciendo que esta, clave la vista en sus manos, y al subir la mirada, se encuentre con los verdosos ojos del muchacho. —Ven. —dijo él, arrastrándola hasta el centro del parque, hacia una glorieta. Allí, ambos, se sentaron en un banco dentro del mismo, y se podía observar con detenimiento, la belleza del parque.
Toma.
¿Qué es? —preguntó Emma, agarrando el sobre que el muchacho le tendía.
Es tuyo. —contesta él, mientras esta, mira el sobre, que tenía solamente dos letras en el ZW. —Es de Zayn —le interrumpe los pensamientos él, esta, abre los ojos y se muerde ferozmente el labio inferior.
Yo... —comenzó esta, pero se calló al intante.
No hagas eso, vas a lastimarte. —dijo él, colocando uno de sus dedos, sobre los labios de Emma. — ¿No vas a leerla?
¿Tu la leíste?
Es para ti. Aunque quise abrirla más de cien veces, no lo hice.
De acuerdo. —comentó esta, suspirando.
¿Quieres leerla sola?
No. No tengo nada que ocultarte con respecto a Zayn. —le corta ella, con una sonrisa, disponiéndose a abrir la carta.

2 comentarios:

  1. ahhhhhhh!!!!!!!!! y que dice la carta de zayn??? porfisssss siguela!!!!!! amo tu novela.... es hermosa, perfecta, y ya lo sabes pero no se que haria sin ella. y sin ti... por su puesto...
    ayy harry tan tan... seximente hermosamente latigablemente perfecto? no es tan TIERNO.... y no se que me da que lo amo cada vez mas...
    jajjajaja
    besosososo espero los proximos con muchas ansias...
    byebye! ♥

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    1. jajajaja me alegro mucho que te haya gustado soffi, & que harry no es tan tierno me mato, no, no lo es, pero bueno, es lindo jajajja xd la carta de zayn para el fin de semana, prometo c: besito!

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