Blinking Cute Box Panda

sábado, 27 de julio de 2013

Dramma Queen - Capítulo 50

 SEGUNDA TEMPORADA DE DRAMMA QUEEN
REAL QUEEN
Se pulicará a partir del 10 de Agosto. 
 

Dramma Queen 
Capítulo 50

Tres meses después



¿Cómo te sientes hoy, Emma?

Estoy tranquila. Y... Con hambre. —comenta ella, con una sonrisa.

Eso es bueno, comer con regulación, lo justo y necesario.

Lo sé, doc. No se preocupe. Mi marido me vuelve loca, va a ver que el me va a controlar.

Eso espero, tener familiares alrededor, es lo mejor en estos casos.

Mi familia llega mañana a Londres, y vivo con Harry, con él, como el desayuno, el almuerzo, el té y la cena.

Está bien, Emma. Sabes que debes venir a un control semanal, y que debes ver al nutricionista cada un mes.

Lo sé.

¿Cómo están tus situaciones sentimentales?

Ya le digo, con mi familia más que perfecto. Después de tanto tiempo verlos, va a ser más que una alegría. Con Harry las cosas están más que bien, y luego del transplante de Persia, y de que yo salga de aquí, podemos adoptarlo. ¿Verdad?

Por supuesto, Emma. ¿Has pensado fríamente aquello con tu marido?

Lo hemos hecho, y a pesar de que soy muy impulsiva, y que él es el cauto, él quiere arriesgarse y yo también. Además de que en este tiempo que Persia y yo estuvimos internados, Harry llegó a conocerlo más, y pasamos mucho tiempo los tres juntos.

Eso es bueno, Emma. Me alegro mucho.—dice el médico con una sonrisa.—Luego de tres meses de rehabilitación, estas en condiciones de ejercer cualquier actividad que hayas detenido en este período de tiempo. —le dijo el doctor, firmando los papeles de alta. —Y espero que las cumplas con sabiduría.

Lo haré, lo prometo. Y gracias.

De nada, Emma. —le contesta el médico, ella lo saluda, y sale del consultorio, luciendo una camisa color crudo, una pollera entubada corta negra, un saquito de hilo color arena y zapatos de plataforma marrones, con una cartera del mismo color del saco, colgando de su hombro. Su cabello estaba en una trenza de costado, y su maquillaje era simple, como siempre lo usaba. { http://www.polyvore.com/cgi/set?id=44580152 }

Mi hermosa esposa. —comenta Harry, detrás de ella.

¡Harry! —grita la muchacha, avalanzándose hacia el castaño.

¿Cómo has estado? —pregunta el muchacho, acariciando su cintura.

Bien, estoy tranquila. Pero voy a extrañar a los niños.

Ay, Emma. Tu sola podrías estar triste de salir del hospital. —comenta Harry, y sin dejarla contestar, posa sus labios sobre los de ella, en un beso suave, sin ningun tipo de dobles intenciones.

¿Vamos a casa?

¿Quieres ir a otro lado?

No, quiero ir a casa. A ver a Allison, a Fémina, a Eva, a Milfroyd...

Ellos te estan esperando en el castillo. Están muy contentos de que ya salgas de aquí. —comenta Harry, tomándola de la cintura, y agarrando su cartera.

Debemos ir por mi maleta.

Aquí esta. —le contesta Harry, agarrando la maleta de detrás de la silla de espera. — ¿Por qué este color rosa chicle? Me da un poco de vergüenza andar con esto y que la gente me vea.

¿Encerio? Entonces dámela, que yo la llevo. —dice Emma, ofendida.

Claro que no, ¿qué tipo de caballero crees que soy? —pregunta Harry, agarrando la manera de una mano, y con la misma el bolso de la muchacha, para luego, tomarla de la mano. —El chofer nos está esperando. Ah, y toma. —dijo él, entregándole un par de anteojos grandes.

¿Para qué?

Está lleno de periodistas afuera. —comentó Harry, con una sonrisa, acomodándole los anteojos y el cabello. —Muy linda. Ahora, vamos.

Luego de decir aquello, comenzaron a caminar hacia la salida, donde efectivamente, estaba lleno de periodistas, cegándolos a ambos con sus flashes, y atocigándolos con miles de preguntas por segundo. La limusina estaba estacionada cerca de allí, y al subir al auto, este arrancó rumbo al castillo de Windsor.

¿Y Persia? —pregunta Emma, mirando al muchacho.

Está en el orfanato. Hablé con la directora, la Sra. Rutherford, y con la asistente social. Los trámites de adopción los podemos acelerar un poco, pero, hay algunos que tardan más.

¿Cuanto crees que va a tardar?

Un mes, o tal vez más. Pero Persia sabe que lo vamos a ir a buscar, y que estamos haciendo cosas para que eso pase. Pero ya sabes, mi abuela pone palos en la rueda de vez en cuando, para que todo tarde un poco más.

¿Por qué le molesta tanto?

La pureza de la familia real. Persia no va a llegar a ser rey jamás, pero si, va a llevar el título de noble, lo que quiere decir que el día de mañana, sus hijos, van a ser parte de la realeza.—le explica él, con una sonrisa, y cambiando de tema le dice: — ¿Almorzaste?

No. ¿Vamos a comer en casa?

Así es, Rick está haciendote todo un banquete.

Ay que rico, tengo mucha hambre. —comenta la castaña, mirando por la ventanilla, la hermosa ciudad de Londres.

¿Estás de verdad bien, Emma?

Claro que si, tontito. —contesta ella, con una sonrisa. — ¿Estas tan preocupado por mi?

Por supuesto. —responde él, tomándola por los hombros, y apoyándola en su pecho. Así se quedaron, ella recostada encima de él, por almenos una hora, que fue lo que tomó llegar al castillo. Allí, al entrar en la enorme residencia, se encontraban en el hall del castillo, todos los empleados del mismo. Desde los mayordomos, hasta las mucamas, los cocineros, el chef principal, los choferes, sus profesores, y demás, brindándole una cálida bienvenida, con un saludo formal, hacia la monarca.

Estamos muy contentos que haya vuelvo, princesa. —dice el mayordomo principal del castillo, inclinándose ante la chica.

Muchas gracias, los eché de menos a todos. —contesta la castaña, con una sonrisa de oreja a oreja, y luego de unos momentos el mayordomo habla:

¿Qué hacen todos acá? —pregunta este — ¡Vamos! ¡Todos a trabajar! —grita, haciendo que todos rompan filas, y salgan corriendo cada uno a su labor, haciendo reír a la pareja de príncipes.

Es muy bueno volver a verla, princesa.

¡Alli! —gritá Emma, corriendo a los brazos de la rubia, la cual, la abraza cálidamente. —Oh, no sabes lo mucho que te extrañe, Alli. Eres infaltable.

Yo también la he hechado de menos, princesa Emma.

Emma, ven. —dijo Harry, tomándola de la cintura, y girándola hacia la derecha, donde se encontraba el comedor principal, el utilizado únicamente, para cuando el principado de Gran Bretaña tenía visitas.

¿Vino alguien? ¿La Reina?

La reina está en Corea del Sur. —le responde el castaño, mientras dos empleados, abrían las amplias puertas del comedor. —Tienes visitas. —le dice él, con una sonrisa, mientras ella, enfocaba la mirada hacia el frente.

Emma, princesa.

¿Papá? —pregunta ella, encaminándose hacia el hombre, el cual, la abrazó con dulzura y amor. —Oh, papá. Te he extrañado tanto. —dice ella, con lágrimas en los ojos, derramándose lentamente por los ojos.

¿Y a mí no me saludas? Niña maleducada. —comenta Sofía, frunciendo el ceño, haciendo que Emma se separe de su padre, y abrace a su madre.

Mamá, te he extrañado a ti también. No te pongas celosa. —dice ella, en los brazos de aquella mujer. —Abuelo. —musita, abrazando al anciano, el cual, sonreía con calidez.

Nacho, estás enorme. —comenta, mirándolo un poco más alto que la última vez que lo había visto.

Claro, y tu cada vez más enana.

Oh, mira a este niñito maleducado. —comenta ella, mirándolo con el ceño fruncido. — ¿Sabes quién soy? Voy a desterrarte a la torre más alta del castillo.

Uhh, que miedo.

Cállate.

¡Emma!

¡Caro! —anunciá la muchacha, corriendo a los brazos de su amiga.

Amiga, te extrañe tanto. Tienes tantas cosas que contarme. La ropa, los maquillajes, las celebridades, la vida en el palacio, el churro del príncipe Zayn y...

¡Carolina! —la reta Emma, mirándola de mala manera, y observando de reojo a Harry, el cual, estaba entretenidamente hablando con su abuelo.

Lo siento, lo siento, pero... Tenemos que hablar de todo, peque.

Lo sé, ya vamos a hablar. Pero primero, comamos.

Todos a la mesa. —dice Sofía, con júbilo.

El almuerzo pasó entre charlas amenas, chistes y comentarios graciosos entre todos los miembros de la familia. Emma extrañaba, además de a su familia, esas comidas en las cuales disfrutaba de la compañía de las personas, y no se fijaba en ningún detalle de su ropa, su habla o cómo estaba comiendo. Esas cenas en las cuales, el hecho de estar reunidos, era el único punto importante de la reunión.

Oh que lindos, me trajeron flores. —comenta Emma, observando el arregle floral que se encontraba en el living.

Nosotros no lo trajimos. —contesta su padre, mirando a la chica.

¿Harry? —pregunta ella con una sonrisa, haciendo que este, niegue con la cabeza. La muchacha, se acerca hasta aquellas flores blancas, y las observa con detenimiento, y tomando de entre ellas, una tarjeta rosada que decía: "Estoy feliz, de que ya te encuentras bien. Sigue adelante con todo, te amo."

¿Zayn? —pregunta Harry, mirando la tarjeta.

¿Él vino?

Claro que no, tiene prohibida la entrada al castillo.

Entonces...

Tíralas, Milfroyd. —comenta el castaño, ordenándole a aquel hombre.

Harry.

¿Qué? ¿Quieres concervarlas? —pregunta desafiante, el chico.

Tíralas, por favor, Milfroyd. —dice ella, con mayor dulzura que el muchacho. —No, no quiero conservar nada de Zayn. —le dice con suavidad a su marido, el cual, se limita solamente a observarla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario