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jueves, 12 de diciembre de 2013

Tren de medianoche - Capítulo 6


Tren de medianoche
Capítulo 6

Brandom Urich

— ¿A qué hora es el entrenamiento? —le pregunté en cuanto lo vi a Tony, el gordo me miró un tanto mal y yo le devolví la mirada.
—A las dos, cambiaron los horarios.
—Mi clase de Italiano termina a las dos y cuarto.
—No es mi problema, Urich. —dijo el mastodonte para luego irse caminado, mientras todos los estudiantes abrian camino a su paso.
—Idiota. 
Cerré mi casillero de un golpe, tomé mi mochila y coloqué el libro de Sociología en mi mochila, levanté la cabeza y me encontré con la sexy chica de la clase de historia. Ella estaba en el casillero docientos cuarenta y tres, a diez casilleros del mío mas o menos, estaba mirándose al espejo corroborando su imagen. Perfecta. Pensé para mis adentros, y luego a paso confiado, colgué mi mochila en mis hombros y me dirigí a la chica nueva.
—Hola, linda. —dije, mientras la veía desde el reflejo del espejo.
—Emm, hola. —contestó altamente nerviosa, perfecto. Presa más fácil de cazar.
— Me llamo Brandom Urich, ¿tú? —pregunté con mi característica sonrisa, por la que las chicas mueren.
—Un gusto, soy Rebecca Reed. 
—Muy lindo nombre, significa cautivadora, ¿verdad? —le dije acercándome a su oído y susurrando lo último en este. Ella sintió un escalofrío y yo sonreí de costado, por haber generando eso en ella.
—Ehh, creo que si. Gracias. —musitó y debajo de su piel blanquecina se acumuló sangre, lo que hizo que se sonrojara.
— ¿Qué te parece si luego de mi práctica de football, salimos?
—Yo, es que... —comenzó a tartamudear hasta que su vista pasó de mis ojos hasta por al lado de mi, enfocándose en no se qué. Me di vuelta para ver que era lo que ella miraba, y tras de mi, el  inutil de Holland apareció, quien le sonreía a Rebecca como un idiota, este al percatarce de mi mirada, cambió su rostro a uno molesto.
—Rebecca, ¿te acompaño a la clase de Sociología? —preguntó el muchacho con una sonrisa, y mirándome despectivamente. ¿Qué se cree este idiota? Ya me las va a pagar.
—Claro. —contestó la rubia con una sonrisa. —Nos vemos luego Brandom, adiós. —dijo esto, para luego ir hasta donde estaba Holland y los dos se perdieron entre los pasillos de la escuela.
Golpee con mi mano izquierda los casillos provocando un fuerte ruido a lo que todos se giraron a verme, y yo a cada una de esas miradas le devolví una con veneno. 
—Señor Urich, ¿por qué golpea de ese modo los casilleros?
—Nada, señora Zane. —le dije con los dientes apretados. Ya tuve que soportar que le imbecil de Tony se venga a hacer el matoncito de cuarta conmigo, luego el hecho de que el descerebrado de Holland me robe a la sexy chica nueva, y ahora esto.
—Me alegro, pero igual lo quiero en la oficina del director.
— ¿Qué? ¿Ahora qué hice? —pregunté rodando los ojos.
—Vayamos para allá y se lo comento.
Rodé los ojos nuevamete y me coloqué al lado de la mujer de cabellos castaños. Caminamos por los pasillos, repletos de estudiantes, que al verme en compañía de la señora Zane cuchichiaban entre ellos, uno dijo: Seguro que lo echan por tener sexo con Landy. Y al escucharlo me avalancé sobre el para golpearlo, pero Jeen me detuvo, mirándome mal y gritándome para que no lo dañara. 
Idiotas, la escuela está llena de ellos. O sea lo que pasó con Landy pasó, ella era mayor que yo, lo sé, y sé que era la maestra sustituta de Química, pero con su pelo negro con cabellos intercalados más claros, sus ojos negros azabache detrás de unas finas gafas, la camisa ajustada con dos botones desprendidos; la pollera entuvada por arriba de la rodilla y unas medias negras, sin contar los zapatos de tacón. Era un sueño. Esa si que era una mujer, sin duda.
— ¿Ahora, qué? —pregunté en cuanto me senté frente al director.
—No sé, dígamelo usted.
—No sé, si no no se lo estaría preguntando, ¿no cree? —al decir esto me miró muy mal.
— ¿Sabe por qué se despidió a la docente Landy Kane, no?
Yo solo asentí, mirando a Jeen quien miraba al director Garber.
—Y ahora me entero que además de la señorita Kane, también fue con una madre, la madre de Tony Burts.
— ¿Qué? —pregunté alterado.
—No, no, no. Yo nunca en mi vida tocaría a la gorda de pelo de paja, por dios. —dije con asco, a lo que la señora Jeen me dijo, "no sea irrespetuoso".
—Señor Urich, yo ya hablé con sus padres, pero esto es inadmitible. —dijo Garber, con el ceño fruncido, su piel color caoba estaba cubierta por una fina capa de sudor, mientras que sus cejas finas, negras, intentaban tocarse mientras el se ponía cada vez más tenso.
—A ver, sé que me equivoqué con Landy, ¿correcto? Pero no, no, no. Yo no me acosté con la madre de Tony, o sea, ¿vieron al hijo que engendro? ¡Imagínese lo que es ella! Si se pone arriba mío me deja plano como una estampilla.
—Señor Urich, cálmese.
—No, no me calmo. O sea lo de Landy valla y pase pero ¿esto? ¡No! yo no hice nada con la madre de Tony, no la toco ni con un palo. ¿Quién les dijo esto?
—El mismo Tony Burts. —dijo el director, y la preceptora le hizo con un gesto para que se callara, pero ya era demasiado tarde, ya sabía quien era el mentiroso.
—Es mentira, sueños sexópatas de él con la madre. Yo me fijo, si, en mujeres más grandes que yo, siempre tienen... Más experiencia. Pero, no. A esa no, tengo gusto. 
Garber negó con la cabeza, y Zane lo miró instantaneamente, esperando que hacer conmigo allí.
—Vuelva a su clase, señor Urich. Ya lo voy a volver a ver por acá.
—Claro señor Garber, sabe que me encanta pasar a visitarlo. 
Dije sonriendo, a lo que el director solo voltió los ojos y se masajéo las cienes en muestra de cansancio y agotamiento. Salí de la dirección y fui hasta el salón de Sociología, abrí la puerta y la profesora Serena Burke, se encontraba escribiendo algo en el pizarrón mientras toda la clase copiaba. Al entrar, la docente se giró hacia mi y me miró de mala cara.
— ¿Señor Urich? ¿Qué horas son estas de llegar?
—Lo lamento profe, estaba con Garber. 
—Que raro usted. —Dijo la profesora, mientras se voltiaba nuevamente y volvía a escribir lo que sea que estubiera escribiendo.
Me dirigí al último asiento de la clase donde había un chico de pelo enrulado y unos anteojos más grandes que toda su cara, me acerqué a él y le dije: ¡Vete!. Este al verme agarró todas sus cosas de una manera rápida y salió corriendo hasta el segundo asiento de la tercera fila, que estaba vacio. Yo me senté en el lugar del chico y delante mío estaban la chica nueva, con su cabello rubio callendo en cascada, se veía tan sexy. Era incrible el verla, radiante y caliente como el sol, y a su lado Holland. 
—Empiezo a dictar. —dijo la docente. —Pongan como título; Historia de la Sociología. Todo el salón se quedó en silencio y empezamos a escribir.
"Los estudios acerca de la sociedad aparecieron mucho antes del término o delimitación de las aristas de esta ciencia. La diversidad de los usos y costumbres entre las diferentes sociedades intrigó a los pensadores de muchas partes del mundo. Por ejemplo, Heródoto en el siglo V a. C. efectuó una descripción de pueblos y sus costumbres. Ibn Jaldún acuñó la palabra Ilm al Urman, ‘la ciencia de la sociedad’, también creó teorías..." y así estube toda la clse, copiando lo que la profesora decía.

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